La población de niños con problemas de aprendizaje constituyen un grupo heterogéneo, cada niño es único y pueden presentar dificultades en un área y no en otra. En edades tempranas, cuando se inicia el aprendizaje, pueden comportarse, durante un breve tiempo, como si tuvieran dificultades. En esta etapa, la familia y la escuela, debería darles un margen de tiempo para que ajustaran sus respuestas al entorno y madurarán, antes de considerarlos con dificultades de aprendizaje.
Los padres y los profesores, una vez reconocidas las dificultades, buscan dar explicación a las dificultades que presentan sus hijos y sus alumnos. A lo largo del tiempo, ha sido difícil encontrar una causa o un método único que pueda resolver estas situaciones. No obstante, hoy en día, empezamos a ver un horizonte más esperanzador para este tipo de trastornos, desde el momento en que se han clarificado este tipo de dificultades, eliminando parte de los conceptos anteriores de que el niño no aprende porque “es vago”, “no está motivado”, “no dedica el tiempo suficiente”, “los padres no le exigen o no le ayudan en casa”.
La familia de niños con problemas del aprendizaje, pueden pasar por distintas situaciones:
• Percibir que el niño tiene un problema o síntomas, situación que puede crear angustia.
• Reaccionan con desconfianza respecto al diagnóstico. Comienza el recorrido por diferentes especialistas.
• Mecanismo de defensa para reducir la ansiedad. Negación, sobreprotección, expectativas poco realistas.
• Expectativas cerradas, desarrollando sentimientos de culpa, rabia, los conflictos paternos, pena, etc.
• Búsqueda de la causa, búsqueda de curación, hasta el reconocimiento y aceptación.
• Reconocimiento del problema que pueden ayudar a la aceptación y a ajustar sus expectativas y a una solución eficaz, de no ser así, se dificultará la evolución
• Suelen estar sometidos a un importante presión social, al pensar que el niño no va a estar a la altura de las exigencias académicas. Rutten y otros, (1973).
• Conflicto paterno. Cada parte de la pareja, se diferencia en la percepción y la reacción ante el problema. Orientación y Asesoramiento.
Como principios básicos, partir desde una situación comprensión y respeto a la familia, así como, utilizar un tipo de comunicación y lenguaje que sea de aceptación, sin juzgar ni evaluar. Utilizar un lenguaje asequible y claro, evitando ambigüedades. Utilizar estrategias capaces de atraer a los dos padres para que se responsabilicen y colaboren de forma conjunta. Utilizar estrategias para que los padres y maestros se manejen en sus sentimientos. Ofrecerles estrategias para desarrollar nuevas actitudes y sobre la intervención en el hogar.
El fin de estas estrategias, es conseguir relación positiva entre profesor y familia, y entre padres e hijos, así como, la colaboración en el programa de intervención.
Algunos niños presentan trastornos del comportamiento y del carácter. Muchos se muestran rebeldes, inseguros o retraídos. No confían en sus propios medios y se sienten frustrados. La actitud de la familia es fundamental. La falta de apoyo de los suyos puede hacerles dudar de sus posibilidades y debilitar gravemente su seguridad y autoestima
Asumir las dificultades depende de la actitud de los padres. Aunque al principio se sientan perdidos, deben tener paciencia, ser comprensivos y no exigir a sus hijos más de lo que pueden conseguir con su máximo esfuerzo.
-Valorar los esfuerzos de los niños más que su rendimiento. La dislexia crea una gran inseguridad, por eso es tan importante reconocer los éxitos de estos niños y reforzar su confianza.
-Compartir sus libros, ser creativos y hacer de cada lectura una aventura apasionante. -Ofrecer abundante ejercitación y ejemplos; ellos necesitan de la práctica y la repetición. -Evitar agravios escolares comparativos, sobre todo con hermanos y amigos. -No ridiculizarles por sus errores ni acusarles de vagos o torpes (no lo son);mucho menos delante de otras personas. -Potenciar su autonomía personal. No por tener dificultades en el aprendizaje, no necesitan estar sobreprotegidos. -No dramatizar ni exagerar el problema. Los niños podrían contagiarse inútilmente de la angustia de sus padres.
Pautas de intervención en casa.
• Intervención basada en la firmeza, coherencia y claridad en lo que se requiere de ellos.
• Ayudarles a controlar el tiempo. Ayudarles a confeccionarse un horario y establecimiento de rutinas que les proporcione estructuras básicas de trabajo.
Horarios detallados, diarios y semanales, calendarios de actividades especificando actividades, tanto escolares como de ocio, agenda con fechas de exámenes, para entregar los trabajos, los deberes diarios, etc. Enumerar todos los deberes que tiene para el día y el tiempo que le va llevar hacerlos. Enseñarle a priorizar y graduar las actividades en el orden en que las va a realizar. Permitirle alguna flexibilidad en el horario, se puede modificar al presentarse algún evento no planificado.
• El profesor, el orientador o el profesional de apoyo, dará a la familia pautas específicas, según el tipo de dificultad, para que las tengan en cuenta a la hora de apoyarles en el trabajo en casa. Es necesario, hacer explícito el tipo de colaboración que se requiere de ellos y cómo puede llevar a cabo esa
colaboración con el programa de intervención de su hijo.
Este fragmento se recopila y escribe:
Por el Departamento de Recursos y Contenidos de la tienda Blind productos y servicios Trastorno visual, extraído de varias fuentes de uso libre.
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